Mares
de agua dulce por mis sábanas saladas. Tormentas que bañan estaciones y
paisajes que se unen entre horizontes. Noches oscuras donde la luz de la luna
hace que todo sea más bonito, mañanas que irradian felicidad y parece pararse el
tiempo. Y así, poder dejarse ser una misma en aquel paraíso donde Eva no
hubiese elegido a Adán, ni siquiera hubiese mordido la manzana prohibida, ella
hubiese preferido quedarse con la serpiente. Mariposas que provocan terremotos
al otro lado del mundo, como si de orgasmos se trataran. Tú, provocador de mis
terremotos. Pues bien, ahora piensa que en aquel paraíso prohibido la serpiente
eres tú, malvada y tentadora. Adán es el camino fácil y morder la manzana es demasiado
típico. Así es que si yo fuese Eva preferiría lo malvado y tentador en ese paraíso
idealizado y en el que abunda la lujuria y la imaginación.
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