lunes, 30 de julio de 2012




-Yo te prometo un para siempre, ¿tú me lo prometes?

- Eso es demasiado tiempo, todo se puede torcer y podemos acabar odiándonos.


- Bueno, aunque te odie, si me necesitas iré.


- No lo creo... si me odias, no me querrás ver.


- Pues cierro los ojos.


- No me querrás oír.


- Pues no te dejo hablar.


- ¿Entonces?


- Te abrazaré y te diré: ¿te acuerdas de aquella tarde en la que te prometí un para siempre? Pues lo decía en serio.


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