domingo, 3 de marzo de 2013


Demasiadas cosas que salen mal con demasiada frecuencia, esa es nuestra realidad a día de hoy. Sin besos a medio dar en una estación fantasma, camas deshechas ni sonrisas fugaces. El hielo se derrite pero los corazones continúan recubiertos de escarcha. Mirar al pasado y ver tiempos mejores, tan buenos que parece que no éramos nosotros. Tiempos fáciles en los que la única limitación era el aguante de nuestros cuerpos, en los que sobrevivíamos a base de caricias en un rincón cualquiera de esta ciudad. Palabras que ya no suenan igual y que no saben a verdad. Al final sólo nos arrepentiremos de los riesgos que no tomemos, de los besos que no demos y del tiempo que perdamos. ¿Te acuerdas cuando juraste que lo nuestro sería eterno? Pues bien, lo éramos y, en el fondo, nunca hemos dejado de serlo. El dolor nos ha consumido aunque nunca ha consumido nuestras ganas de vivir ni de permanecer juntos. Si algo he aprendido de ti es a vivir, vivir como si no hubiese mañana, a arriesgar como si perder no fuera una opción y a querer como si hubiera nacido para ello. Destino, casualidad o pura locura, llámalo como quieras, yo lo seguiré llamando con tu nombre.


1 comentario:

  1. No nos cansamos de amar, aunque la realidad suela cambiar *_*
    Muy bonito, nostálgico y emotivo, casi lo siento, tan intimo :)
    Me encanta tu manera de escribir.
    Un gran saludos, pásate por mi blog =D

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