Demasiadas
cosas que salen mal con demasiada frecuencia, esa es nuestra realidad a día de
hoy. Sin besos a medio dar en una estación fantasma, camas deshechas ni
sonrisas fugaces. El hielo se derrite pero los corazones continúan recubiertos
de escarcha. Mirar al pasado y ver tiempos mejores, tan buenos que parece que
no éramos nosotros. Tiempos fáciles en los que la única limitación era el
aguante de nuestros cuerpos, en los que sobrevivíamos a base de caricias en un
rincón cualquiera de esta ciudad. Palabras que ya no suenan igual y que no
saben a verdad. Al final sólo nos arrepentiremos de los riesgos que no tomemos,
de los besos que no demos y del tiempo que perdamos. ¿Te acuerdas cuando
juraste que lo nuestro sería eterno? Pues bien, lo éramos y, en el fondo, nunca
hemos dejado de serlo. El dolor nos ha consumido aunque nunca ha consumido
nuestras ganas de vivir ni de permanecer juntos. Si algo he aprendido de ti es
a vivir, vivir como si no hubiese mañana, a arriesgar como si perder no fuera
una opción y a querer como si hubiera nacido para ello. Destino, casualidad o
pura locura, llámalo como quieras, yo lo seguiré llamando con tu nombre.
No nos cansamos de amar, aunque la realidad suela cambiar *_*
ResponderEliminarMuy bonito, nostálgico y emotivo, casi lo siento, tan intimo :)
Me encanta tu manera de escribir.
Un gran saludos, pásate por mi blog =D