sábado, 16 de febrero de 2013


Tenemos toda una vida por delante, mejor dicho, tenemos un presente que ir viviendo sin dejarnos nada por hacer. Suelo temer al aburrimiento y a la perdida de tiempo, aunque creo que contigo el aburrimiento nunca nos alcanzaría. Tenemos demasiados asuntos que llevar a cabo en un tiempo indefinido. Tú tienes tanto que enseñarme y yo tanto que aprender, que contándome historias o viendo películas nos podríamos pasar una eternidad. Si siempre me ha gustado interesarme por las personas, su forma de ser y sus gustos, no te imaginas las ganas que tengo de saber de ti. Así como creo que de los libros de texto he aprendido bastante poco, de las personas que me rodean he aprendido gran parte de lo que soy. Es decir, algún aprendizaje de ti ya he sacado y por ello te digo que podría pasar horas abrazados mientras me lees la mente o simplemente dejando que la música hable por nosotros o haciendo el amor, que es otra forma de sentirnos. De vez en cuando alguna que otra conversación filosófica o literaria, por muy contradictorio que sea esto en mí, la explicación es muy simple, aprender por aprobar un examen no es lo mismo que aprender por interés o curiosidad. Dicen que lo malo de lo bueno es que dura demasiado poco aunque también dicen que los mejores cuentos son historias sin final, yo lo que creo es que por cortos que sean los momentos, hay que aprovecharlos y saber disfrutarlos; y que las mejores historias son aquellas en las que no ves el final, no quiero decir que no lo tengan, sino que el final vendrá cuando crea oportuno, cuando ya no haya nada que nos una.



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