“Ya sé que no te gusta verme fumar, pero
tengo que prender un cigarro para decirte esto. Ven, siéntate, hablemos cara a
cara. No creo mucho en las relaciones, nunca creí. Es como atar un perro a un
árbol. Es libre, pero hasta cierto punto. A mí me costó mucho llegar a este
momento. Siempre fui como una curva. Me gusta vivir desatada, me gusta dejarme
llevar. Claro, hasta que aparecen los sentimientos. Esa especie de masa fucsia
que le pega a las personas en el momento menos oportuno, cómo los odio. Por eso
te pido que a mí me des noches de locura, con cabezas despeinadas, con resacas
mundiales.”
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