El humo de un café por las mañanas y almohadas empapadas de ti por las
noches. Lluvia y mar, sombra y ciudad, nada más en una rutina que se ha llevado
todo menos tu nombre. Quiero dejarte. Dejarte con las ganas de que el día tenga
25 horas. Dejarte con mi sabor y con mi aroma por toda tu piel. Con ganas de
mi, con ganas de nosotros. Con ganas de empezar un para
siempre. Porque sí. Porque me has hecho así. Porque contigo no
existen las ganas de rendirse, ni los malos recuerdos, y el miedo pierde todo
su sentido. Porque contigo el pintalabios no se queda nunca en los labios y los
besos se escapan de la boca.
Sonrisas que huyen y se disfrazan de ti, camas vacías que te buscan,
corazones que te sufren y labios destrozados
que sólo saben decir “Vuelve”.
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