A lo mejor estábamos equivocados con toda esta
chorrada del amor. Quiero decir, que me da igual que seas una de mis noches o noventa
de mis días, que no me importa si me convienes o no, si eres un príncipe azul o
un gilipollas. Que lo más seguro es que al final lo más importante no sea como
lo llamemos sino esas caricias en el cuello durante un beso, y ese "¿qué
tal has dormido hoy? tengo ganas de verte". Pensar en las ganas que tengo
de que me mires y sonrías, y que esa tarde no te aguantes más y me calles con
un beso. No hace falta hablar de amor, es más, yo cada día tengo menos claro
que es eso del amor; yo sólo se lo que siento cuando esa persona me da un beso
en la frente, se lo que pienso cuando estoy con él y me hace sentir tan
especial, se lo que quiero y se lo que me gusta y si tú todo eso lo quieres
llamar amor, llámalo así. Yo cuando entienda y tenga muy claro lo que es, podré
decir que estoy enamorada, mientras tanto dejémoslo en que simplemente te adoro
un poco, sólo un poco.
P.d: Siempre han dicho que los besos robados saben mejor.
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