Hace ya
algunos años que tengo un mecanismo de defensa para enfrentar las distintas
situaciones de mi vida: vivo esperando lo peor aunque en el fondo me guardo
alguna esperanza; sé que por ser yo las cosas van a salir bien, tienen que
salir bien. Sí, es un argumento bastante egocéntrico, pero me funciona gran
parte de las veces. Vivimos en un mundo egoísta, donde cada uno mira por sí
mismo. Donde la gente miente con el fin de engañar a sus contrincantes. Hemos
hecho de la vida un juego, pero nada de un juego como el pilla-pilla o el
escondite, en el que todos juegan y se divierten sino un juego de estrategias,
de lucha, de jugar para ganar. Hoy en día los que juegan al escondite, se han
quedado escondidos y no tienen la intención de salir para salvarse. Ya solo
quedan jugadores de ajedrez, con la estrategia preparada y dispuestos a atacar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario