Porque si algo aprendí es que lo bueno, o engorda o hace daño. Que el
amor verdadero no existe y los ''para siempre'', tarde o temprano, acaban. Que
no todos los amigos son verdaderos y que el tío que te gusta suele ser el más
cabrón de todos. Que siempre puedes aprender algo, hasta de las personas que
más odias. Que la ropa que más te gusta o es demasiado cara o no te sienta bien
o cuando la quieres comprar ya está agotada; y que la música que comienza
siendo tu música preferida o se pasa de moda o te acaba rayando. Que las
personas más irresistibles nunca sintieron amor y que normalmente, pierde el
que quiere más. Que el día que más hambre tienes es el mismo en que te ponen la
comida que más odias y viceversa. Que no me creeré que me quieras hasta que no
me lo demuestres. Que las personas cambian. Que la lista de clase y el orden de
los pupitres en el colegio, influye mucho más de lo que nos pensamos. Que hay días muy buenos, normales y otros en los que te darías un tiro. Que la perfección no existe. Que la
vida es muy puta y nosotros, además, la hacemos complica.
Después de todo sé que el príncipe azul se cansó
de ser príncipe y que a las medias naranjas se las acaba haciendo zumo. Y que, a lo mejor, parte del problema la tiene mi
personalidad; cabezota, sincera, realista, cabrona, paranoica y borde, pero eso es algo
que no se como cambiar y que para ello necesito que alguien me muestre otra manera de ver la
vida. De momento con esas cualidades se vivir y no vivo tan mal, junto con las
personas que realmente me comprenden y aconsejan.
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