¿Qué pintaba yo allí, entre tu copa y tus labios? De
nuevo ante la misma situación de siempre, parece que algo ha cambiado pero en
mi interior sé que no mejoro con los años; no como lo hace el buen
vino. No valgo tanto como un whisky, yo soy más comparable a un cartón de
vino de marca blanca de un supermercado. Pero, sin embargo, tú me bebías con el
mismo gusto que a la cerveza más exquisita que jamás hubieras probado. Algo tendría
que significar. La verdad es que yo te gustaba mucho más que el alcohol, mucho
más que cualquier droga, y un beso mío se te subía mucho más que un par de
chupitos de tequila. Yo sonreía, “una vez al año no hace daño” pensaba; aunque
era inevitable huir del torbellino de preguntas que invadían mi cabeza.
Demasiado difícil de expresar, de definir, de entender y, mucho más, de sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario