jueves, 25 de abril de 2013


¿Qué pintaba yo allí, entre tu copa y tus labios? De nuevo ante la misma situación de siempre, parece que algo ha cambiado pero en mi interior sé que no mejoro con los años; no como lo hace el buen vino. No valgo tanto como un whisky, yo soy más comparable a un cartón de vino de marca blanca de un supermercado. Pero, sin embargo, tú me bebías con el mismo gusto que a la cerveza más exquisita que jamás hubieras probado. Algo tendría que significar. La verdad es que yo te gustaba mucho más que el alcohol, mucho más que cualquier droga, y un beso mío se te subía mucho más que un par de chupitos de tequila. Yo sonreía, “una vez al año no hace daño” pensaba; aunque era inevitable huir del torbellino de preguntas que invadían mi cabeza. Demasiado difícil de expresar, de definir, de entender y, mucho más, de sentir.


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